Un día conseguí controlar mi cuerpo. Mi mente despegó, gobernó todo, cual tirano soberano. Pero sucumbió a la pasión. Nublada, descuido a su gobernado, quien reino a su antojo y placeres. Nuevamente, la mente despertó.
Un día creí que goberné desde la mente.
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on miércoles, marzo 04, 2009
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