Y que era de las bondades de la vida, cuando eras capaz de respirarles a cada instante del tiempo. Sin añorar a los dioses del ensueño, renunciando a que las pestañas se vengan abajo. El intenso tráfico de ideas ha desplazado a las atenciones de Morfeo, a cualquier aproximación al ensueño. Ahora, las elucubraciones, las cavilaciones, la maquinación, son prioritarias. Se convierten en el todo. Y que era dar paso a la creación, al acto más cercano a dios, pero la seducción de la ensoñación recobra sentido, y que no era estar distraído.
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on lunes, junio 15, 2009
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