Y éramos como uno hasta que decidí probar aquello que tanto me advertiste no libar. Caminos seductores. Provocadores senderos. La libertad en la mano. La capacidad para atreverse más allá de límites. La expulsión del corazón del Uno ha costado. Pero durante este tránsito sin ser parte de él he vislumbrado que soy y que era.
Érase que no era el destino.